martes, 27 de mayo de 2014

Europeísmo como cooperación y respeto

La teoría de la relatividad puede ser un buen punto de partida para abordar este asunto, un concepto tremendamente útil para explicar hasta qué punto las implicaciones de un mismo problema, a muy diferentes escalas, pueden resultar idénticas, con la solución común de la cooperación.

Se trata de una reflexión que nos surge a raíz de las elecciones al parlamento europeo y que nos permiten extrapolar el funcionamiento de las personas a nivel individual hasta unos términos supranacionales, sin remitirnos a nada más que a los principios más básicos de la libertad: "la de cada uno acaba donde empieza la de los demás”.

Así, creemos que del mismo modo que una convivencia sostenible se basa en permitir al ser humano que fluya con su diferencia en un entorno de respeto y convivencia, también consideramos que la convivencia europea que las políticas comunes están instaurando a un ritmo imparable debería estar apoyada en los mismos pilares: un camino conjunto en el que, más que luchar por reivindicar nuestras diferencias, podamos llevarlas de la mano hacia una especie de sinergia que favorezca la unión y la cooperación de todos los territorios del continente, estableciendo como prioridad el establecimiento de un Gran Bloque Europeo como mercado único en el que, no obstante, cada país y territorio no se vea obligado a renunciar a su historia, tradiciones o lengua. Así, con nuestras peculiaridades, convivir hasta la vejez de la misma manera que una familia de seres humanos, con sus discusiones, controversias y discrepancias.